
(Poesías de uno que fue nominado al premio nóbel de literatura)
Lord Protect My Child
Señor, protege a mi niño
Es listo para sus edad,
tiene los ojos de su madre,
Hay alegría en su corazón,
es joven y salvaje.
Mi único ruego es, si yo he de faltar,
Señor, protege a mi chico.
Ahora su juventud florece
y tiene siglos de edad,
Verlo jugar me hace sonreír.
No me importa lo que me ocurra,
ni cuál sea mi destino,
Señor, protege a mi chico.
Mientras toda la tierra duerme
puedes mirarlo y sollozar,
Pocas cosas encontrarás
que merezcan la pena,
Y aunque yo no pido mucho,
ninguna posesión material,
Señor, protege a mi chico.
Es joven y ardiente,
lleno de esperanza y deseo,
En un mundo que ha sido ultrajado,
ultrajado y envilecido,
Si yo caigo en el camino
y no veo otro amanecer,
Señor, protege a mi chico.
Vendrán otros tiempos, he oído decir,
en los que todo irá bien,
Y Dios y el hombre se reconciliarán,
Pero hasta que los hombres sean libres
de sus cadenas y reine la justicia,
Señor, protege a mi chico.
Series of Dreams Series de sueños
Pensaba en una serie de sueños
Donde nada sale a la superficie
Todo permanece abajo en un estado perplejo
Y se detiene de modo permanente.
No pensaba en nada concreto
Como en un sueño donde alguien se despierta
y grita,
Nada demasiado científico.
Sólo pensaba en una serie de sueños.
Pensaba en una serie de sueños
Donde el tiempo se seca
Y no hay ninguna salida en ninguna dirección,
Salvo la que no ves con los ojos,
¿Acaso estaba haciendo alguna conexión?
¿Acaso cayendo en un intrincado plan?
Nada, había docenas de espectros.
Sólo pensaba en una serie de sueños.
Sueños donde la sombrilla es para el día
Y el camino al que me lancé,
Y las cartas que tienes no son buenas
Estoy escuchando desde otro mundo.
En uno, números que ardían
En otro, presenciaba un crimen,
En uno, corría y en otro
No hacía más que subir,
No buscaba una ayuda especial
No pasaba por nada extremo
Ya había hecho el trayecto.
Sólo pensaba en una serie de sueños.
Man on the Street El hombre de la calle
Bueno, os cantaré una canción, no muy larga,
sobre un pobre viejo que nunca hizo mal a nadie.
Nadie puede decir cómo murió,
le encontraron muerto en la calle un día.
La gente se apiñaba, una hermosa mañana,
alrededor del hombre de ropas y zapatos rotos.
Yacía tirado sobre la acera,
la gente paraba, echaba un vistazo
y seguía su camino.
Un policía se acercó a echar una mirada,
“levántate viejo o te meto entre rejas”.
Le empujó con la porra,
y el hombre rodó sobre el bordillo.
Le empujó de nuevo y dijo en voz alta,
“llamen a una ambulancia;
este hombre está muerto”.
La ambulancia llegó y cargaron su cuerpo.
No volví a saber de él.
Bueno, os cantaré una canción, no muy larga,
sobre un pobre viejo que nunca hizo mal a nadie.
Nadie puede decir cómo murió,
le encontraron muerto en la calle un día.
HOJAS DEL ÁRBOL DE LA POESÍA Nº 30 PARA DESCARGAR EN PDF
(DESCARGAR+IMPRIMIR A DOBLE CARA+DOBLAR POR LA MITAD+LEER)
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